viernes, 17 de julio de 2009

El malentendido como efecto cómico




En este blog hablamos de “las diferentes manifestaciones culturales” y bajo esta denominación se encuentran también los spots publicitarios, en tanto comunican su mensaje a personas que, nosotros analistas, ubicamos bajo la categoría de sujetos y los publicistas bajo la de público y/o consumidores. Nuestra época nos plantea nuevos fenómenos culturales, nuevas manifestaciones que nos invitan a ser miradas desde nuestra disciplina. Cuando Lacan hablaba de los múltiples significados de un significante no pensaría seguramente en una araña sobre un gadget gritándole a una chica con aspecto de bella durmiente, pero despierta y asustada. En un spot televisivo de una compañía de telefonía celular se produce un fenómeno cómico, entre dos protagonistas: una mujer y una araña. Uno de los protagonistas adjudica aquí ciertos significados al rostro y al grito de la otra, lo cual muestra que también un grito o una mueca son significantes que se prestan al equívoco. En efecto, la araña interpreta el grito y el rostro de la mujer como signos de protesta ante el hecho de que alguien use Internet en su móvil consumiendo así su crédito Por eso le dice gritando que “Internet es gratis”. Ese malentendido, sumado a lo inesperado de que un animal que inspira un temor ancestral, hable con un acento que puede sonar simpático; hacen que se produzca el efecto de sorpresa necesario para arrancar una sonrisa. Y lo sorpresivo es que, una situación destinada a ser dramática, se transforma rápidamente en cómica por estos elementos en juego. La tensión que generan la música inicial y la aparición de un artrópodo, se libera en el momento en que este habla. Y cuando habla lo hace montado en un malentendido, lo cual aporta el plus necesario para que la situación se transforme en desopilante. El malentendido se repite cuando el rostro de la mujer pasa, de transmitir espanto a transmitir asombro, ante el hecho de que un animal hable. La araña no entiende esto así, en lugar de eso, cree que la expresión de asombro se debe a lo que ella le acaba de comunicar (que Internet es gratis) y por eso le dice “yo puse la misma cara que vos cuando me enteré que (Internet) era gratis”. Y el mal entendiendo continúa hasta el final cuando el animal invita a la sorprendida mujer a cenar para seguir contándole los beneficios de la compañía telefónica. Pero lo que finalmente tiene un efecto cómico y que subyace a esta situación es la falta de correspondencia discursiva entre los protagonistas. El espectador se percata de que hay allí dos protagonistas que no comparten los mismos códigos ni intereses y que, por eso, no se entienden. En realidad uno de los personajes incurre en lo que Freud llama automatismo. Aquí, como en los ejemplos que Freud presenta en el apartado 8 de “Las técnicas del chiste” de “El chiste y su relación con lo inconsciente” (1905), “el automatismo triunfa sobre la adecuada variación del pensamiento y de la expresión”. En efecto la araña no cambia en absoluto su discurso ante el asombro de su muda pero expresiva partenaire. “La revelación del automatismo psíquico pertenece a la técnica de lo cómico” dice Freud en ese texto. Y aquí se revela un automatismo psíquico, en tanto uno de los protagonistas interpreta los gestos y el grito del otro como señales de asombro (ante el hecho de que Internet sea gratis), sin percatarse de que su contraparte en realidad primero se asusta ante su presencia y luego muestra extrañeza al escucharla hablar. El efecto cómico se proyecta más allá del spot si uno piensa que, para promocionar un servicio de comunicación se utiliza el malentendido en una comunicación que, por las disimilitudes entre los protagonistas, resulta imposible. Surgen entonces algunas preguntas: ¿Se puede comunicar sin equívocos? ¿Las nuevas tecnologías contrarrestan o favorecen el malentendido? ¿Refleja este ejemplo tratado la verdadera naturaleza de la comunicación?