sábado, 9 de mayo de 2020

PENSAR O NO PENSAR, ESA ES LA CUESTIÓN



*Descripción de imagen para personas con disminución visual.
Se ve arriba a Hamlet observando una calavera y abajo un joven observando una laptop*


Lo que se llama pos verdad es una modalidad particular de relación con la realidad. Ocurre que alguien ve o escucha una noticia pero no la somete a una crítica ni a una elaboración propia, sino que la acepta o la rechaza según coincida o difiera respectivamente, con convicciones o creencias propias.
De esta manera la realidad se construye con una parte buena (la que acuerda con mis ideas) y otra mala (la que difiere de mis ideas).
Se crea así un mundo simple, llano, de dos caras, una buena y otra mala. Enorne ventaja para un tiempo donde cada vez se piensa menos y se repite más. Ya no es importante pensar, lo cual es lógico si pensamos que el avance del mundo pareciera estar en relación a generar un ser humano que viva en permanente confort y con el menor esfuerzo (los servicios de delivery de comida, de farmacia, de supermercado, por ejemplo son solo uno de los muchos testimonios de esto). Y pensar exige cierto trabajo.
En las redes sociales la pos verdad se manifiesta a través de noticias completamente falsas (en el más burdo de los casos y que circulan a través de trolls) o, de manera apenas más sutil, en tergiversaciones de noticias de la mano de diarios u otros medios.
Lo que llama la atención no es que existan medios que por intereses políticos y económicos creen y propaguen estas noticias. Lo que asombra es ver como estos mensajes que tergiversan los hechos y están destinados generar un efecto de odio, son recibidos con los brazos abiertos y replicados por parte de algunas personas que incluso parecieran razonables. Digo que asombra porque creer en noticias falsas o que tergiversan los hechos, lleva a una cierta pérdida del principio de realidad. La pérdida de este principio nos puede ubicar en la locura o, en otro estado similar a esta pero más pasajero, como puede ser el enamoramiento. Entonces se podría pensar que creer en noticias falsas o intencionalmente tergiversadas solo a efectos de indignarse, no deja de ser una expresión amorosa o loca. Así, le creo al otro que me dice lo que quiero escuchar aunque sea mentira. Y aunque se me presenten pruebas de que la mentira es tal, la sigo considerando verdad.
Ese es el peligro de la posverdad: desplaza el pensamiento crítico y nos hace o locos o enamorados.
Silvio Rivero
*Descripción de imagen para personas con disminución visual.
Se ve arriba a Hamlet observando una calavera y abajo un joven observando una laptop*

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