viernes, 26 de junio de 2020

SUJETOS DE PANDEMIA



La pandemia por coronavirus ha obligado a prácticamente todo el planeta a extremar medidas de protección para evitar el contagio. La medida más efectiva resulta ser la de aislamiento.
Dicha medida tiene sus efectos sobre los sujetos que nos consultan. Aquí algunas reflexiones sobre el tema.

Libertad y encierro
El imperativo superyoico hacia la producción se verifica también en la clínica por estos días.
Se escucha el malestar por estar "perdiendo el tiempo", por "no hacer lo suficiente". En definitiva un imperativo que ordena producir, en términos de mercado, y que produce, a su vez, culpa por no estar a su altura. Y es un todo un trabajo entender que el no hacer es el hacer de hoy, el más difícil y quizás el más angustiante, sobre todo si ese no hacer lleva a ese encuentro con uno mismo que suele quedar postergado cuando "se hace sin parar".

Quizás el producir en tiempos de libertad es lo que nos encierra y nos aliena en tanto nos aleja de nosotros mismos y el no producir (en términos de mercado), en tiempos de encierro es lo que nos libera, aunque también angustie al conectarnos con nuestras propia mismidad.
 Quizás exista entonces una libertad que aprisiona y un encierro que libera.

Décalcomanie. René Magritte

El empuje a producir
El aislamiento, entonces, no nos aísla del empuje superyoico a producir que nos exige el capitalismo en el que vivimos, aunque en días de pandemia, satisfacerlo no resulte posible. Ante esa imposibilidad de responder a ese imperativo, el sujeto se angustia. Entender este no hacer como un hacer para protegernos del virus es, desde la experiencia clínica, una cuestión a abordar con los analizantes y una manera de limitar  ese imperativo de goce a producir en términos de pre-pandemia. 
En la historia de la Humanidad no se ha alimentado el no hacer, sino el hacer y es lógico ya que es la producción la que ha generado desde los albores de la historia aquello que se ha dado en llamar “progreso”.
 La técnica es el fruto de ese hacer. La técnica comienza cuando el hombre utiliza elementos pertenecientes a la naturaleza para construir elementos artificiales que le faciliten la vida, cuando comienza a construir herramientas. Posiblemente un trozo de piedra haya sido el primer elemento natural que se transformó en un puñal y le sirvió al hombre primitivo para desollar a los animales cazados y defenderse de ellos y de otros hombres  que codiciaban sus territorios y pertenencias.


El hacer es entonces sinónimo de supervivencia, desde los orígenes de la humanidad. El no hacer por consiguiente nunca tuvo buena prensa y sin embargo ha tenido consecuencias espectaculares ya que ha originado ni más ni menos que lano filosofía y con ella el pensamiento occidental que construyó nuestra civilización.

El ocio
Recordemos que una de las condiciones de posibilidad para el surgimiento de la filosofía allá por el siglo V a.C. en la antigua Grecia, aparte de la curiosidad, el asombro, el extrañamiento respecto de la naturaleza; fue la posibilidad de tener ocio, de no hacer. El ocio, en tanto aquello que es opuesto al negocio, es lo que daba a los antiguos griegos la posibilidad de pensar. Claro que para tener esta posibilidad había que tener algunas cuestiones de la supervivencia resueltas, de allí que los únicos que podían darse el lujo de filosofar eran aquellos que podían tener tiempo libre pero con la panza llena y las comodidades básicas aseguradas.
El ocio entonces dio origen a la filosofía, ese maravilloso invento griego que consiste en explicar las cosas por vía de la razón desplazando a la mitología en tanto explicación divina. Filosofía que a su vez generará la ciencia y todo el pensamiento occidental. Pequeño legado el del ocio.


Pero, pensar lleva a cuestionarse y este a la angustia. Para verificar esto en términos históricos habría que pensar que la filosofía iniciada en Grecia traerá, siglos después, el existencialismo, por ejemplo.
Hoy podríamos pensar que la pandemia con su aislamiento reproduce -al menos en determinados ámbitos sociales en los cuales se encuentran nuestros analizantes-  estas condiciones que impulsaron a los griegos a filosofar. Se presentan asombro, duda, extrañeza ante la situación límite de la pandemia. Si a esto le sumamos el ocio también presente, tenemos condiciones para filosofar. Entonces en las personas confinadas suelen surgir pensamientos que están en relación a aspectos propios y ajenos, teniendo estos sus consecuencias en la realidad. Así por ejemplo en China y según noticias que nos llegan ha habido gran cantidad de divorcios al terminar la cuarentena, eso seguramente no se debe solo a que los conyugues no soportaron la convivencia, sino también en que pensaron en que separarse era lo mejor luego de descubrir aspectos que no soportables del otro. Lo insoportable es aquello que está en el orden de lo real, aquello que el aparato psíquico no tolera y que lo desborda.

Lo real
Lo real en Lacan es lo imposible, lo indecible, lo que no entra en el registro de lo dicho. En este punto podemos decir que el virus es un real ya que es algo que se impone dejándonos sin palabras y con barbijos que nos dificultan hablar. El virus es un minúsculo organismo que escapa a nuestro control, y por ahora está fuera del alcance de la ciencia que es un ámbito eminentemente simbólico. No se ha dejado atrapar todavía por el decir de la ciencia, de hecho recién tenemos una foto de él pero a la manera de un identikit que quizás sólo serviría para hacer un cartel de “Buscado” y prometer recompensa a quien lo capture. Lo apresaremos con una vacuna. Solo la ciencia en tanto representante de lo simbólico, podrá atrapar a ese real que es por ahora el virus, ante el cual sólo podemos tomar distancia


Pero lo real si bien está en el exterior como en este caso a la manera del virus, reside también en nuestro interior y sobre eso viene a hablar el psicoanálisis. No hay nada más real que el inconsciente. Estamos habitado por un real que nos sorprende en los fallidos, en los sueños, en los olvidos. Y ese real aparece también en estos momentos potenciado por el real exterior, por ejemplo  a la manera de pesadillas que en este momento suelen escucharse más en la clínica y que se ponen a trabajar en los análisis. Aparte de sueños, se presenta también  el exceso de pensamientos, los cuales fácilmente pueden convertirse en una pesadilla, transformando al sujeto en una máquina de pensar.


La máquina de pensar
Entre los siglos XIII y XIV, en plena Edad Media, el monje franciscano Ramón Llull inventa la máquina de pensar, un artefacto complejo que de alguna manera es el antecedente lejano del pensamiento digital. Compuesta por discos prometía dar respuesta a cualquier pregunta. Nuestro Jorge Luis Borges en un texto de 1937 para la revista El Hogar establece una crítica diciendo que aquella no funciona ya que depende del azar para resolver problemas.
Como la máquina de Llull, ocurre hoy que muchas personas, sobre todo en aquellas que transitan solos este confinamiento, no pueden parar de pensar. Son  pensamientos que angustian y que entran en la misma línea de la lógica de la producción  Muchas personas al no hacer, piensan. Pero es un pensar que los comanda y los interna en lugares extraños. Es un pensar que entra en la misma lógica del capital. El sujeto puede así convertirse en una máquina de producir…pensamientos. El no hacer puede llevar al pensar sin freno y eso puede ser agotador.

Psicoanálisis y pandemia
Una paciente que vive sola por ejemplo, siente miedo porque piensa que si se muere ahora nadie la va a encontrar y su cuerpo va a entrar en putrefacción. Una imagen siniestra, un pensar sobre lo real que nace de un real exterior. Ese virus que está en el exterior se mete en el interior de sus pensamientos multiplicándolos de manera exponencial, tal como el índice de contagio viral. La paciente está tomada por un goce mortífero que le hace fantasear su propia muerte. Todo el análisis se dirige a hacer de dique de contención y a derivar el cauce del goce hacia otros ámbitos. Se trata de ir hacia un hacer que la sustraiga del pensar en la lógica de la producción, instalando un hacer que escapa de esa lógica pero entra en la lógica de acotar ese goce que surge con el exceso de pensar. Se trata, en definitiva, de orientarla hacia un hacer ocioso y disfrutable.
Este virus que impacta en los cuerpos y los psiquismos, puede actuar también a la  manera del factor desencadenante de las series complementarias freudianas, desequilibrando la constelación subjetiva del sujeto. De allí que en muchos casos la clínica de pandemia se presente como una clínica de la urgencia reclamando actuar en consecuencia.
En estas circunstancias los medios para continuar con la clínica se han modificado también. Esto provoca en muchos analistas la pregunta de si es viable o no, por ejemplo, la atención vía Whats App, Zoom, Skype o llamada telefónica. Estos cuestionamientos se resuelven evaluando los efectos y efectivamente el análisis por esas vías resulta tan efectivo como el presencial, aunque tiene sus especiales características.
Aunque la modalidad de atención cambie, la angustia sigue siendo la que orienta nuestra práctica. Los sujetos se ven alcanzados por una serie de variables que antes no estaban, que provocan angustia en tanto instalan incertidumbres, preguntas, dudas, en una realidad extraña. Pero en todo este mundo patas para arriba la figura del analista continúa como algo estable, conocido, alojando al analizante para acotar el goce de lo nuevo y haciendo con la angustia, siempre reinventando la práctica y fieles a la teoría del psicoanálisis.
Un análisis se orienta por la angustia para generar un producto por fuera de la lógica de mercado y más que por fuera directamente opuesto a ella: un sujeto, dueño de su deseo. Un análisis extrae de la angustia un sujeto de deseo.
Un análisis escapa también  a la lógica de la producción. No hay nada más improductivo, en términos capitalistas, que pagar a alguien para ser escuchado. Sin embargo el hacer del psicoanálisis contribuye a lograr en el sujeto ese estado de salud que Freud define como el amar y trabajar introduciendo así al sujeto en una dinámica de producción. Parece un contrasentido que un hacer por fuera de la lógica del mercado produzca a alguien que puede producir dentro de esa lógica.
Un análisis actúa entonces como la filosofía, una actividad que nace  sin pensar en el beneficio económico, e incluso a contramano de ello -ya que es fruto del ocio en oposición al negocio- pero que paradójicamente, termina produciendo la cultura occidental y la ciencia con su consecuente progreso económico.

Sociedades pos pandemia
Pensar en el después de la pandemia nos obliga a imaginar a partir de elementos que se presentan hoy.
En relación a la sociedad pos pandemia, mucho se especula a nivel filosófico. Hay posiciones encontradas. Se destacan las del filósofo esloveno Salvoj Zizek y las del sur coreano Byung-Chul Han.


Zizek vaticina un mundo gobernado por un “comunismo de desastre”, en tanto supone que los estados nacionales se verán forzados a tomar medidas económicas por fuera de la lógica del libre mercado y a fundar un orden global de cooperación entre naciones. Byung-Chul Han pronostica un mundo capitalista pero con control global de la población, vale decir con libertades controladas por la tecnología, a la manera de China.
Podríamos pensar, a la luz de los sucesos actuales, que podría haber una combinatoria de ambas posiciones. Algo de eso se ve en países como Alemania, Gran Bretaña, Italia donde los estados intervienen en la dinámica económica y financiera, rescatando empresas privadas para tener un control a través de capital accionario; esto nos acerca a la realidad prevista por Zizek. Por otro lado el sistema de control de las personas es algo que ya funciona y que seguramente quedará instalado luego de la pandemia, lo cual le da la razón a Han.
Pero, sólo el tiempo dirá. 


Subjetividades pos pandemia
En relación a la realidad pos pandemia y su impacto a nivel de subjetividades, tampoco podemos, al igual que en lo social, aventurarnos demasiado. Sin embargo algo podemos decir.
Sumando, por fuera del psicoanálisis que es nuestro marco, el aporte del psicólogo suizo Jean Piaget podremos decir que lo que se ha dado en llamar “nueva normalidad”, o sea lo que vendrá luego de la pandemia, será un proceso que exigirá un accionar inteligente. Piaget nos dice que la conducta inteligente es aquella que lleva a la adaptación al medio. Adaptación que a su vez es fruto del interjuego entre los procesos de asimilación y acomodación. La asimilación es el proceso por el cual se perciben los factores del medio externo y se los incorporan al psiquismo; en tanto la acomodación es el movimiento consistente en modificar los esquemas psíquicos a esa nueva información incorporada. Por lo tanto acomodación y asimilación son movimientos complementarios que nos permiten adaptarnos al medio operando  inteligentemente. Tendremos entonces que tomar esos nuevos elementos que nos presenta la realidad de pandemia e incorporarlos a nuestra conducta la cual se verá así inevitablemente modificada para poder adaptarnos a la “nueva normalidad”.
Seguramente la pandemia dejará sus secuelas en las subjetividades a la manera de un trauma. Sabemos que los hechos imprevistos se transforman en acontecimientos que marcan. En los niños sobre todo seguramente esto quedará como huella imborrable y hacer algo con eso, una vez que la pandemia pase, será la cuestión. También en adultos se ven los efectos. El distanciamiento social inaugura una manera de relación con el otro. Seguramente ir hacia lo que se denomina “nueva normalidad” será un proceso en el que se verán involucrados también acomodamientos a nivel subjetivo. Una de las cuestiones será  abordar la manera de vínculo social que esta pandemia vino a alterar.
En definitiva la pandemia vino a provocar una herida que sólo comenzará a cicatrizar cuando esta etapa culmine. Cuando eso ocurra será el momento de comenzar a trabajar para cerrar esa herida y extraer algo positivo de esta experiencia única y extraordinaria. Dependerá de cada uno encontrar ese destello que anuncie el amanecer, ese sol naciente que nos diga que la oscuridad va quedando atrás.


Impresión sol naciente. Claude Monet

Silvio Rivero

martes, 16 de junio de 2020

CUANDO SE USA EL DISCURSO DE "LA CIENCIA" PARA INCENDIARLO TODO




En momentos en que en Argentina y especialmente en Ciudad de Buenos Aires y Conurbano, los casos de coronavirus continúan aumentando, se publica este artículo que figura al pie, donde dos de los " 300 intelectuales" (https://www.infobae.com/…/unos-300-intelectuales-cientific…/
) que hace unos días hablaban de "infectadura", vuelven a cargar contra la medida de Aislamiento Social Preventivo Obligatorio.
Los autores del artículo están también entre los "100 intelectuales y artistas" que justo antes de las PASO de 2019, pedían votar por Macri, mediante una carta dirigida a la sociedad (https://www.cronista.com/…/Quienes-son-todos-los-artistas-e…
)
En este artículo de hoy pretenden resaltar la vida social por sobre la biológica, pasando por alto que si no existe la vida biológica, menos lo hará la social. No proponen ninguna idea de como retomar la vida social y bajar el ritmo de contagio al mismo tiempo, pero eso sí, con total irresponsabilidad y en un intento de avivar aún más la llama de la gente que está cansada de la cuarentena y que se ha manifestado peligrosamente (por ejemplo este fin de semana en la fiesta del DJ de Recoleta o aglomerandose en los parques como runners) en contra de ella, dicen:
"La política de confinamiento obligatorio llevada adelante por el gobierno nacional muestra un profundo desprecio por la vida en sociedad. Mientras estamos encerrados, apenas sosteniendo nuestra vida biológica y renunciando a una vida humana plena, no se observan mayores esfuerzos, ni entusiasmo, por encontrar alternativas al encierro prolongado".
¿De dónde concluyen que el Gobierno Nacional tiene "desprecio por la vida social" y que no hay "esfuerzos ni entusiasmo por encontrar alternativas al encierro"?
Investigadores partidarios del macrismo que escriben bajo la condición de científicos, pero militando una causa que es eminentemente política, sin decirlo, claro.
Para los que creen que los científicos opinan desde su ciencia, solamente.
¿Qué buscan con este tipo de artículos? ¿Por qué no proponen nada? ¿Los mueve el partidismo o, de nuevo, el odio? Porque es claro que no hay nada "científico" aquí.
Silvio Rivero


INFOBAE.COM
El Presidente y sus expertos suelen reaccionar de forma airada cuando les preguntan sobre las consecuencias sociales del confinamiento obligatorio que ya lleva más de 80 días. El argumento que esgrimen, una y otra vez, es que la vida de los argentinos está por sobre todas las demás cuestiones.

domingo, 14 de junio de 2020

RESEÑA Y RESUMEN DEL LIBRO ¡PANDEMIA! de Slavoj Žižek.



Reseña y comentarios 

En su último libro "¡Pandemia! El COVID 19 sacude al mundo" el filósofo esloveno Slavoj Žižek recupera la antigua tradición socrática de la pregunta, dialoga y confronta con filósofos como Giorgio Agamben y Byung-Chul Han, recurre a metáforas hollywoodenses, razona sobre cuestiones geopolíticas y se explaya sobre política internacional a fines de, por un lado, encontrar esos mecanismos de funcionamiento que hoy la pandemia ha alterado y, por otro lado, a fines de anticiparse al mundo pos pandemia.

La propuesta de Žižek es, como ya nos tiene acostumbrados, provocadora. Él mismo lo reconoce (por supuesto, no es ingenuo) cuando dice que fue "criticado e incluso burlado" a raíz de sus sugerencias. Y lo que sugiere es "la llegada de una forma de comunismo a raíz del coronavirus". Pero aclaremos que no postula un comunismo a la vieja usanza, sino uno revisado al que denomina "comunismo de desastre" para contrarrestar el "capitalismo de desastre". Una presencia fuerte del estado y un pensamiento por fuera de la lógica del mercado. Algo que ya está sucediendo, él mismo lo dice, poniendo como ejemplo las estatizaciones que llevaba a cabo Boris Jhonson en Gran Bretaña al momento de escribir este libro publicado en abril. Hoy, a esas estatizaciones, podríamos sumarle las de la Alemania de Angela Merkel, las de Francia e Italia. 

Un aporte interesante para pensar la época y para entender una realidad que parece de ciencia ficción. Si pensamos, con Lacan, que "la verdad tiene estructura de ficción", a esta realidad de hoy solo podemos aportarle más ficción para llegar a construir así una realidad menos irreal y este libro hace su contribución en ese sentido.
A continuación un resumen del mismo



Resumen


Introducción
Hegel dice que lo único que podemos aprender de la historia es que no aprendemos nada de ella  (p.8)
Capítulo 1. Todos en el mismo barco
La epidemia no esconde ningún significado más profundo. Somos una especie que no importa (p.13). Cita a Martin Luther King "puede  que todos hayamos venido en barcos diferentes, pero ahora estamos en el mismo barco" (p.13)
Capítulo 2 ¿Por qué estamos cansados todo el tiempo?
Toma algunos conceptos de Byung-Chul Han desarrollado en la Sociedad del Cansancio, partiendo "desvergonzadamente", según sus propias palabras, de textos de Wikipedia. Establece aquí una especie de clasificación de trabajos para concluir que el concepto de auto explotación propuesto por Han se aplica en contados casos en contexto de pandemia. En este punto habría también distintas formas de estar "cansados". Habría cansancios que valen la pena, como la del médico que llega agotado por ofrecerse a su comunidad y otros cansancios por "estúpido esfuerzo", por ejemplo por estar obsesionado con el "trajín debla carrera" (p. 19).
Capítulo 3. Hacia una tormenta perfecta en Europa
Tomando la imagen de la película "La tormenta perfecta", como metáfora de la situación de Europa, ubica a esta atravesada por tres elementos: el coronavirus, la crisis económica a raíz del "estancamiento" de su economía y el enfrentamiento entre Siria y Turquía (esta última apoyada por Rusia) con su impacto económico sobre Europa y su posible invasión de refugiados. Tanto Rusia como Turquía "controlan el suministro de petróleo como el flujo de refugiados y por lo tanto pueden utilizar a ambos como medio de chantaje" (p.23). (Zizek escribe esto antes del derrumbe del precio del barril de petróleo lo cual seguramente en este contexto hace perder poder de fuego a uno de los argumentos de presión mencionados. Esto nos muestra la velocidad a la que hoy se suceden los cambios).
Si se produjera una invasión de refugiados y se los relacionara con la expansión del virus, lo cual es probable dadas las condiciones de hacinamiento en las que viven, entonces se daría motivos a los grupos racistas europeos a actuar en nombre de razones "científicas". 
Capítulo 4. Bienvenidos al desierto de lo viral
Según Zizek aparece ahora "el virus de pensar en una sociedad alternativa"..."que se actualiza en las formas de solidaridad y cooperación mundial" ya que el coronavirus "nos obligará a reinventar el comunismo basado en la confianza en el pueblo y en la ciencia." (p.26). En ese sentido considera al virus un homólogo de la "Técnica del corazón explosivo" -golpe mortal parte de la mitología de las artes marciales y que Tarantino hace suyo en "Kill Bill 2" cuando la protagonista asesta 5 golpes estratégicos a su víctima, que será tal al dar 5 pasos, tras los cuales caerá muerta por explosión del corazón- pero sobre el capitalismo. Así, el virus haría explotar el corazón del capitalismo. Virus que hará cambiar nuestras actuales formas de relación en la que lo virtual ocupará un lugar aún más preponderante ya que tal vez "la realidad virtual sea la única que se considere segura" (p.28). La crisis del capitalismo exigirá entonces una "reorganización de la economía mundial" por fuera de los mecanismos del mercado.
Capítulo 5 Las cinco etapas de las epidemias.
Toma las etapas del duelo propuestas por Elisabeth Kübler-Ross y las aplica a la época
Capítulo 6. El virus de la ideología.
Una pregunta abre el capítulo: "¿Dónde terminan los datos y comienza la ideología?" (p.36). En un mundo globalizado e hiperconectado donde la tecnología nos hace más frágil ante cada pequeño cambio planetario, la solución que propone el autor ante episodios como el del coronavirus es "una solidaridad total e incondicional y una respuesta coordinada a nivel mundial, una nueva forma de lo que una vez se llamó comunismo" (p. 36).
Capítulo 7. ¡Cálmate y entra en pánico!
El pánico tiene su propia lógica, su exceso lleva a su ausencia. Se explica así que luego de las epidemias de SARS y ébola no se hayan tomado medidas para prevenir el coronavirus. El pánico lleva a no tomar en serio las amenazas.
Capítulo 8 ¿Vigilar y castigar? ¡Sí, por favor!
Toma las expresiones de Agamben en oposición a las medidas restricción en Italia por considerarlas un exceso en la aplicación de su concepto de "estado de excepción". Por supuesto que interpretaciones como las de Agamben no hacen desaparecer la amenaza y Žižek considera que para desligitimar dichas medidas se necesitaría un nuevo Assanges. 
"El reto al que se enfrenta Europa es demostrar que lo que hizo China puede hacerse de forma más transparente y democrática." (p. 47)
Capítulo 9. ¿Es la barbarie con rostro humano nuestro destino?
Aquí el autor ubica la posibilidad de que lo que sobrevenga a la pandemia sea una barbarie, pero "más que a la barbarie abierta temo a la barbarie con rostro humano, despiadadas medidas de supervivencia aplicadas con pesar e incluso simpatía, pero legitimadas por las opiniones de los expertos".
Capítulo 10. Comunismo o barbarie, ¡así de simple!
Plantea la importancia de no posicionarse de manera a-política y ubica la frase kantiana como elemento guía: "¡Obedece, pero piensa, mantén la libertad de pensamiento!".  Lo que está sucediendo en relación a medidas tomadas por los estados es lo que denomina "comunismo de desastre" que viene a funcionar como antídoto al "capitalismo de desastre"
Apéndice. Dos cartas útiles de amigos.
Se refiere a dos intercambios, uno con Gabriel Tupinamba, psicoanalista que trabaja en Río de Janeiro en el que se aborda a partir de experiencia vitales, por un lado el concepto de límite al goce del Otro y por otro lado la diferencia entre real y realidad. El otro protagonista mencionado es Andreas Rosenfelder, periodista alemán quien en un bello texto pone de manifiesto su descubrimiento de la importancia de lo simple, a partir de esta experiencia. 

Silvio Rivero


link al libro
https://drive.google.com/file/d/1kizrkkpecTx_Rc6vked5ojw-yomEkARR/view





sábado, 13 de junio de 2020

DISCAPACIDAD Y PANDEMIA. HACER EN TIEMPOS DE CUARENTENA

Ayer conversamos con Karina Vimonte sobre discapacidad, en su programa "Somos lo que hacemos", único progranma en el país que se ocupa de la temática de manera diaria.

La pandemia trae nuevos desafíos para las personas con discapacidad, para sus familias y los profesionales que trabajan con ellos. De eso hablamos. Les dejo acá el video.





viernes, 12 de junio de 2020

VICENTIN Y LA PASIÓN DEL ODIO

Me asombra que algunas personas, entre quienes hay muchos psicólogos, consideren que ser insensato sea igual a "opinar diferente" o "pensar distinto". 

Recordemos que por estos días el Gobierno Nacional propuso enviar al Congreso un proyecto de ley para expropiar Vicentin e intervenirla desde ahora. Recordemos también que dicha empresa, en gestión del gobierno anterior, solicitó al Banco Nación 300 millones de dólares y luego se declaró en quiebra dejando la deuda impaga. Si la empresa pasa a manos del Estado, se cobraría la deuda, al tiempo que se garantizaría el sostenimiento de 7 mil puestos de trabajo y el pago a todos los acreedores de la empresa, entre quienes hay muchos productores rurales.
Ante esta propuesta un grupo de personas, sin más argumento que el supuesto "atropello" del gobierno a la propiedad privada (para cobrarse una deuda) se manifestaron con cacerolazos en contra de dicha propuesta.
Esto, aunque parezca gracioso por lo insólito, no lo es.

El odio, una de las tres pasiones lacanianas, puede producir efecto de locura haciéndonos actuar a veces contra nuestros propios intereses. Así, en Argentina el antiperonista, que es también un apasionado, prefiere que una empresa como Vicentin robe al Estado antes que apoyar una medida que lo beneficiará a él como ciudadano pero que es tomada por un gobierno peronista. Prefiere hacerse daño como país antes que beneficiarse, si ese beneficio supone reconocer un acierto a quienes odia. El odio es tan fuerte como el amor y ambos pueden llevar a la locura, pero las cacerolas que claman por Vicentin no están llenas de amor.

Ante este panorama es preocupante que algunas personas y  sobre todo algunos profesionales del ámbito psi, no adviertan esta diferencia y llamen "diferentes opiniones" a lo que es insensatez, fruto de la pasión del odio. 

Hay cuestiones que no son opinables. Recuperar dinero cobrándole a aquellos que estafaron al país no tendría que ser materia opinable, así como no es opinable tampoco el cuidarse del coronavirus. Nadie se puede oponer al bienestar económico, sanitario, social, educativo, etc de su país. 
El odio a un partido político o lo que él representa no tendría que nublar las mentes cuando se trata del crecimiento del país y del bien común. Mientras nos dejemos guiar por la pasión del odio, seguiremos en la grieta y en el estancamiento.

Silvio Rivero




miércoles, 10 de junio de 2020

ENTRE LO IMPOSIBLE Y LO PELIGROSO

Una vez más queda claro el por qué de ese imposible freudiano: el gobernar. Sobre todo en contextos de pandemia

Los hechos sucedidos el pasado lunes consistentes en aglomeraciones de personas, fruto de la autorización a hacer actividad física en espacios públicos de la Ciudad de Buenos Aires entre las 20 y las 8 hs, en un contexto de crecimiento acelerado de casos de coronavirus en la ciudad;  puso de manifiesto, dos cosas, según veo. Por un lado la confirmación de que efectivamente gobernar resulta un imposible y por otro lado la posición que los gobernantes pueden tener sobre eso. 

Respecto de lo primero, gobernar resulta imposible en tanto y en cuanto se trata de operar ni más ni menos que sobre lo pulsional, sobre lo vital o mortífero de los sujetos, limitándolo o promoviéndolo, con las consecuencias que eso tiene, sobre todo para el gobernante que aplica la medida. Así, por ejemplo, al día siguiente al de implementarse la medida, se escuchó a una vecina de la ciudad entrevistada por televisión mientras caminaba por los Bosques de Palermo en un horario no habilitado para ello -o sea en estado de infracción- decir que estaba a favor de la medida de habilitar las salidas a hacer actividad física y que eso generaba simpatía de la población hacia el gobierno. Punto  a favor del gobierno, podríamos decir, al menos de parte de esta ciudadana que seguro representa a muchos otros.

Respecto del segundo punto y en relación a este imposible de gobernar, la postura del gobierno fue la de "confiar" en que la gente se va a autorregular, según lo expresado ayer por Fernán Quirós el Ministro de Salud de la ciudad. Confiar en que esto pueda ocurrir es desconocer que el ser humano no renuncia a su satisfacción (correr, salir, reunirse con otros, en este caso) sin oponerse. Aunque cabe aclarar que Quirós es médico especialista en medicina interna, no es psicoanalista por lo que no tiene por qué conocer esto que digo.
En este contexto la posición del gobierno porteño de "confiar en la madurez de la población" es un exceso de optimismo y un intento de no asumir el costo que tiene justamente embarcarse en el imposible de gobernar. No confiar en la capacidad de autorregulación de las personas llevaría a un gobierno a establecer protocolos y mecanismos de control, en este caso sobre los runners, a fines de cuidar la salud. Pero el control nunca será bien recibido por la población, que vive este tipo de medidas restrictivas con carácter opresivo (efectivamente lo son) y quizás entonces el gobierno tenga un costo político que se puede traducir en merma de votos en las urnas en futuras elecciones. Punto en contra para el gobierno.

Efectivamente gobernar es un imposible. Siempre se afectarán intereses (y hasta quizás los del mismo partido gobernante). En este caso se oponen dos intereses: los de quienes quieren salir a correr sin distancia social ni precauciones contra los que básicamente quieren seguir viviendo. En este caso gobernar consistirá seguramente en limitar lo peligroso.
Pero no se puede restringir a la población sin generar malestar y hasta cierto enojo, aunque tampoco, en vías de ahorrarse ese enojo y el consiguiente costo político, se puede dejar a la población  librada a "su propia responsabilidad" si de eso depende la vida de todos, incluyendo la de quienes eligieron no salir a la carrera a buscar su satisfacción personal a riesgo de encontrar el virus y transmitirlo a otros.

Gobernar es cuidar al otro y a veces hasta cuidarlo de sí mismo, porque quienes nos ocupamos de las cuestiones de la subjetividad sabemos que mucha gente es "peligrosa para sí y para terceros". 

Silvio Rivero


martes, 9 de junio de 2020

EL CIUDADANO AUTOGOBERNADO


Dice recién Fernán Quirós, Ministro de Salud de Ciudad de Buenos Aires que la gran cantidad de gente que salió ayer a hacer running confirma lo acertado de la medida que ha tomado su gobierno, la cual fue un éxito y que por eso van a seguir con dicha medida ya que de esa manera se contribuye a cuidar la salud de los ciudadanos (por supuesto ni por asomo habla de que con esa medida promueven el contagio). Dice también, con un optimismo envidiable, que los ciudadanos tienen que ordenarse y no correr todos en los mismos lugares y que confía en la responsabilidad de la gente.
O sea, la medida está perfecta, los equivocados son los ciudadanos. 
Entonces me surge la pregunta: ¿Para qué existe el Estado si toda la responsabilidad recae solamente sobre el ciudadano? Creo que acá en CABA y según lo que acabo de escuchar del Ministro de Salud, hemos llegado a un nivel de evolución tal que ya no necesitamos gobierno porque los ciudadanos se pueden controlar solos. 
Lo dicho se puede interpretar como una falta de autocritica del Gobierno y la implementación de la medida, o como una visión demasiado optimista sobre las capacidades de autocontrol de la gente. Desde el psicoanálisis sabemos que una visión como esta conduce al desastre. Pero no hace falta ser psicoanalista para saber eso, lo dice el saber popular cuando expresa: "de buenas intenciones está tapizado el camino al infierno"

sábado, 6 de junio de 2020

HUMOR PARA LA SALUD


El humor es algo siempre ubicado en el campo de la crítica. De allí que los humoristas no suelen pasarla bien en gobiernos dictatoriales y, en esas circunstancias, por lo general deban llamarse a silencio para poder sobrevivir.

En términos individuales, quienes no se percatan de esta característica irreverente del humor suelen ser aquellos que no tienen sentido del humor y que ante todo carecen de tolerancia. No se puede hacer humor para intolerantes ni en ambientes intolerantes.

Quien gusta del humor puede aplicarlo a casi cualquier cosa, pero existen, eso sí, personas y situaciones que reúnen mejores condiciones para ser objetos de humor. Así, por ejemplo, son más proclives aquellos que dicen o hacen ridiculeces en contextos sensatos que quienes se manejan con seriedad en esos mismos contextos. Cómo diría Alejandro Dolina, citando a Schopenhauer, “el humor es colocar algo donde no va".

Cuando se ven, por ejemplo en la televisión, a  economistas dando consejos sobre el manejo de la salud, a periodistas que dicen y desdicen su propia información delante de las cámaras, a represores que reprimieron hasta hace pocos meses erigiéndose en garantistas, a ex funcionarios que nos acaban de empobrecer diciendo como hay que producir riquezas, a “300 intelectuales” con pensamientos desquiciados, etc; somos testigos de que, al decir de Schopenhauer, se ha “colocado algo donde no va”. 

Cuando se ve todo eso existen, según creo, dos caminos: la indignación  o el humor. La indignación nacerá del análisis de lo disparatado que allí se presenta y del intento de hacerlo entrar en un discurso lógico que lo sostenga, lo cual resultará imposible. El humor, en cambio será fruto de advertir eso disparatado, absurdo y no analizarlo  ni intentar hacerlo entrar en un discurso lógico, sino disfrutarlo como algo fuera de toda lógica, lo cual es perfectamente posible y garantiza la salud mental, si por esto entendemos cierto estado de equilibrio.

El humor se transforma así en una manera de protegerse de la hostilidad de la realidad, en una poderosa herramienta para pensarla y en un aliado de la salud mental. De allí que cuanto más hostil sea la realidad, más necesario sea el humor.




martes, 2 de junio de 2020

COCINA Y ANÁLISIS


En esta cuarentena, como muchos, me he dedicado un poco a la cocina. Observo que mucha gente ha aprendido a cocinar realmente bien y suben apetitosas fotos a las redes. Yo aprendí otra cosa.
Aprendí que cocinar es arreglarse con lo que hay. Uno mira qué es lo que hay en alacenas y heladera y con eso cocina algo. Cocinar es inventar, es crear algo con buen sabor  para luego compartirlo, si existe con quien hacerlo, claro
Pensaba que un análisis tiene mucho del arte de la cocina.
En un análisis uno ve qué hay, qué se presenta en el dispositivo y qué en el discurso del analizante, para hacer con eso. El analista siente que algo se cocina en cada sesión porque las palabras despiden aromas que indican cuando se necesita más fuego y cuando hay que dosificar la intensidad de la llama de la angustia para que lo que se está elaborando no se queme, porque se sabe que si alguien se quema, después ve fuego y llora. Aunque en un análisis no es posible ahorrarse el llanto por ser parte del proceso. Como tampoco pueden ahorrarse las lágrimas cuando, en el proceso de cocinar cortamos las cebollas que luego le darán sabor a todo.


Y así como en una cocina no pueden faltar huevos ya que son necesarios para casi cualquier plato; embarcarse en esta empresa gastronómica de ir semana tras semana a cocinar con el analista -ese ayudante que orienta, esa Juanita de Doña Petrona, por decirlo de algún modo- sólo será posible si existen en el analizante algunos ingredientes necesarios: coraje y decisión para descubrir y luego seguir su deseo; en definitiva aquello que la expresión popular designa como el producto de la gallina,
El analizante va así sesión tras sesión, elaborando su propio plato con lo que trae, sazonado con dolores, sueños, recuerdos. Después de mucho mezclar, y probar podrá compartir con otros su obra. Será un plato único, original, porque si un análisis se parece a cocinar es a la manera de una cocina gourmet donde todo se hace con cuidado y el resultado es siempre una singularidad.
¡Bon appetit!