sábado, 17 de octubre de 2020

EL PERONISMO, AMOR Y SUBVERSIÓN


Según la historia, luego de las importantes conquistas sociales que obtuviese Perón como Secretario de Trabajo en el gobierno de Farrell y luego de ser obligado a renunciar a sus cargos por octubre de 1945; en la mañana del 16 de octubre los obreros de las fábricas del conurbano bonaerense fueron a cobrar su quincena y se encontraron con que no se les pagaba el feriado del 12 de octubre. Al reclamar dicho pago se les respondía "andá a reclamarle a Perón!". Al parecer esa fue la chispa que encendió la mecha de la propuesta de paro general para el 18 con movilización a Plaza de Mayo el 17, para pedir por la liberación del Coronel.

Llegar a la plaza ese 17 no fue fácil. Sin demasiada organización y sumando integrantes a sus filas a medida que pasaban por las fábricas del sur del conurbano,  los obreros llegaron al puente levadizo que limitaba con capital y se encontraron con que este había sido levantado para impedir el paso. Ante ese escollo y según se cuenta algunos cruzaron en balsa y otros nadando hacia Capital, hasta que un sector de la policía que simpatizaba con Perón lo hizo bajar y todos entraron a la ciudad. Luego la caminata hasta la plaza bajo el sol de octubre. Los pies cansados y, al llegar, una fuente con promesas de alivio.

Pedro Saborido dice que el origen del peronismo es tan inocente como poner los pies en agua. Y parece ser ese su mito fundacional.  

Un movimiento que nace de la necesidad de alivio de un sector social. No hay allí pretensiones grandilocuentes que  se erijan en grandes ideales, sino que lo que hay es la necesidad básica que reclama satisfacción. El peronismo nace ante necesidades básicas y está ahí para satisfacerlas. Pero, entre las necesidades básicas está también la de dignidad, a la que el peronismo responde. Por eso genera "lealtad", porque mira al que necesita para llenarlo también de dignidad y eso es algo que no perdonan quienes están convencidos de que hay ciudadanos de primera y de segunda,  esos meritócratas sin méritos que creen que no hay que incluir a todos en una sociedad en igualdad de derechos.

Este movimiento impertinente que nace sin pedir permiso ese 17 de octubre, será eternamente condenado por un sector social. Este maremoto popular que viene de los márgenes de la sociedad para ocupar su centro será siempre una mala palabra para muchos. Este movimiento que nació deseando la manzana prohibida del bien vivir no será nunca perdonado por haberse atrevido a tanto ni por ser tan irreverente en trabajar para concretarlo.
El peronismo nace ese 17 en un acto de toma de conciencia del protagonismo de los trabajadores que sellan la alianza con su líder. Nace en un acto de amor y al mismo tiempo de subversión ante un orden establecido del cual los pies en la fuente es quizás su mejor metáfora. 

S.R.



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