lunes, 21 de septiembre de 2020

LO VIRTUAL EN LA CLÍNICA DE LA DISCAPACIDAD. UNA NUEVA REALIDAD

 

Intervención del 21 de septiembre de 2020 en Jornada de presentación de la publicación El Cuaderno de Centro Claudina Thévenet. Ciudad de Buenos Aires


 

Según la RAE “virtual” proviene del latín virtus (“fuerza” o “virtud”) y hace referencia a aquello “que tiene virtud para producir un efecto aunque no lo produce de presente.” Otra acepción es “que tiene existencia aparente y no real” (https://dle.rae.es/virtual).

Por realidad por supuesto, se entiende aquello que se define en oposición a lo virtual

Ambos conceptos entran en permanente tensión y en este contexto de pandemia y tal como testimonian lo textos de la revista -sobre todo en el ámbito de la atención clínica y en el educativo- es lo virtual lo que adquiere mayor preminencia. Efectivamente hacemos todo por Zoom, Whats App, Google Meet, etc. La pantalla es nuestro partenaire y las voces ya no salen de boca del otro sino de parlantes y auriculares. Todo se ha vuelto virtual, la realidad se ha virtualizado Pero esto nos lleva a preguntarnos si acaso no ha sido así siempre y la realidad no es tal sino que está constantemente mediatizada por lo virtual.

Lo virtual existe dentro de aparatos como computadoras, tablets, celulares y televisores, pero existe también dentro de otro aparato que funciona con leyes distintas a las de las máquinas: el aparato psíquico. Porque, qué es el aparato psíquico sino una zona virtual llena de recuerdos, pensamientos, pasiones, sentimientos, emociones, que procesa, elabora y construye esa realidad que habita el sujeto. Todo lo que es parte de la realidad se tramita de forma virtual. Lo subjetivo es virtual, no existe fuera de nosotros mismos, no existe en la realidad tangible; no se puede tocar un sentimiento, un afecto, un pensamiento, ni un sueño.

Y ese aparato psíquico se forma  también de manera virtual. Lacan nos enseña que es durante el estadio del espejo -en el que se encuentra el enfant entre sus 6 y 18 meses- cuando el bebe experimenta jubilosamente la unidad del cuerpo al percibirse en el espejo que le devuelve una imagen corporal completa, pero también virtual, como toda imagen. Una imagen que es “virtual” en tanto, como vimos, lo virtual es aquello que tiene “virtud para producir un efecto aunque no lo produce de presente.” El efecto que tendrá esta imagen en caso de constituirse será el de posibilitar la unidad del cuerpo y del Yo; en caso de no constituirse, el sujeto vivirá su propio cuerpo de manera extraña y sin una unidad que le permita habitar eso que, por convención, se llama realidad. La definición de lo virtual como aquello que tiene la virtud de producir un efecto a futuro cuadra perfectamente en la constitución subjetiva del yo.

Por lo tanto lo virtual está en los orígenes mismos del psiquismo siendo también él mismo un espacio virtual.

La realidad entonces, no es más que una construcción que hacemos nosotros mismos. Los creadores de fakes news en las redes sociales, lo saben muy bien y lo aprovechan. 

En esa construcción de la realidad juegan un papel fundamental los encuentros con los otros. Dichos encuentros siempre han sido en una realidad en la que el terapeuta o el educador ponían el cuerpo ¿Pero qué ocurre cuando ese cuerpo no puede estar en la realidad sino de manera virtual? Bueno, evidentemente la cosa cambia. Aunque pensándolo bien, ese encuentro que antes era en la realidad y ahora se traslada a la escena virtual tampoco era tan real, sino que siempre estuvo mediatizado por la subjetividad del paciente. Se trata ahora, entonces, en este contexto de ayudar a que el sujeto se reacomode a una especie de doble virtualidad: vale decir no sólo a interpretar la realidad con sus recursos psíquicos sino a interpretar ahora una realidad  que ya no es real, sino virtual. El cuerpo se sustrae para estar presente de otro modo, quizás con más presencia que antes. 

Del lado del profesional hoy poner el cuerpo es poner también la voz, la mirada y el ser mirado por el ojo de la cámara. Hoy lo virtual hace que la presencia sea incluso requerida en cualquier momento, cuestión que conocen bien los docentes cuyas jornadas laborales se han extendido con la pandemia con el efecto de agotamiento que eso trae. Vale decir que así como tenemos que ayudar a nuestros pacientes y alumnos a tramitar esa virtualidad como una nueva realidad, sería conveniente que también nosotros podamos ir reacomodándonos a esta nueva realidad para poner un límite a lo virtual, a fines de que no nos agote ni supere. Se trata de utilizar el aspecto positivo de lo virtual que tiene que ver con el acercamiento al otro, pero se trata también de acotar su aspecto negativo que está en relación  al desborde y al exceso, sobre todo en relación al exceso de tiempo que permanecemos bajo su influjo. Se trata así de tener presente la definición de lo virtual como aquello que tiene la virtud de producir un efecto a futuro. De nosotros depende que ese efecto sea positivo. Ese es uno de los nuevos desafíos que considero nos trae esta pandemia, tanto en el campo clínico como en el educativo.

Esta revista que presentamos da testimonio de un efecto positivo de lo virtual y ojalá podamos seguir provocando estos efectos que hoy celebramos.

A manera de cierre de esta charla pero a manera de apertura a una propuesta de trabajo, quisiera enumerar lo que considero nuevos desafíos en el campo de la clínica de la discapacidad en esta época:

 a) Inventar una nueva clínica, con cuerpos y voces presentes de manera virtual. Una clínica que se estructure en torno del manejo de la imagen y de la voz en sus diversas modalidades, con la posibilidad de crear estrategias terapéuticas a partir de ser utilizadas como herramientas de abordaje.

b) Crear nuevos vínculos con las familias de nuestros pacientes, que actualmente forman parte de la clínica quizás más que en épocas de pre pandemia, por tener presencia permanente en sus hogares.

c) Reinventar las supervisiones clínicas para que respondan a esta nueva modalidad de atención.

d) Proponer nuevas elaboraciones teóricas que permitan pensar el abordaje clínico y/o educativo en contextos de virtualidad.

Es tiempo entonces de reinvención de eso virtual que hoy forma parte de una realidad muy concreta. Es tiempo de trabajo y de elaboración de esta nueva realidad de la que lo virtual ya es parte fundamental.

 

Silvio Rivero


Link a la revista: 

 https://drive.google.com/file/d/1rRBwhGNTlLXZiZI_0vDbxM8c-PDDLnj-/view





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