En un año en el que queda claro la importancia fundamental del rol del Estado para garantizar salud, educación, trabajo, funcionamiento de la economía, etc; el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires disminuye en un 6% su presupuesto en Educación para el año próximo, pero aumenta en un 35% su presupuesto en Justicia.
¿Por qué ocurre eso?
El legislador porteño Leandro Santoro lo explicó muy claramente en su última alocución en la Legislatura en sesión en el que el oficialismo de JxC tiene mayoría. La justicia porteña funciona como brazo politico del gobierno de la Ciudad. https://www.pagina12.com.ar/311225-leandro-santoro-termina-siendo-la-caja-sucia-de-la-politica-
Una nueva prueba de este rol se mostró ayer vía un fallo del Tribunal Supremo de Justicia de la Ciudad (TSJ) quien, ante una demanda presentada por una madre en 2018 a raíz de la negativa de vacante a su hijo en escuela pública -recordemos que el artículo 24 de la Constitución de la Ciudad exige garantizar la educación a los ciudadanos- y luego de dos años de que la demanda pasara por diversas instancias judiciales hasta llegar a la superior, o sea el TSJ, este dispone que "solo pueden exigir la obligatoriedad de las vacantes al gobierno de la Ciudad quienes no puedan afrontar una cuota de un establecimiento privado."
Se da así el grave hecho de que el TSJ falla en contra de lo que expresa la misma Constitución de la Ciudad. https://www.pagina12.com.ar/313407-escuelas-portenas-solo-podran-reclamar-vacantes-quienes-no-p
Queda claro entonces, en este hecho, la necesidad del gobierno de la Ciudad de destinar tanto dinero a la Justicia. Es la forma de frenar cualquier juicio que contra el Estado de la ciudad pueda hacer quien se vea damnificado por las medidas de gobierno. Se replica así en la ciudad lo que el macrismo hizo a nivel nacional cuando fue gobierno y que ha dejado como saldo -entre otros y vía lawfare- una serie de presos políticos que esta Navidad volverán a pasarla detenidos.
Si la Justicia no se separa del poder politico seguiremos a merced de unos pocos que incluso pueden no cumplir con la ley avalado por una justicia que tampoco la cumple.
El mundo del revés, o mejor dicho, la ciudad del revés.
Silvio Rivero