Múnich en vísperas de una guerra es una película basada en Múnich la novela de Robert Harris. Dirigida por Christian Schwochow, fue estrenada hace unos días y puede verse en Netflix.
Un drama bélico que se centra en los hechos referidos a la firma del Acuerdo de Múnich en 1938. Dicho pacto estaba destinado a salvaguardar la paz y lo firmaron los líderes Adolf Hitler por Alemania, Édouard Daladier por Francia y Arthur Neville Chamberlain por Gran Bretaña, en tanto Benito Mussolini por Italia hizo de mediador. De esta manera y cediendo a Alemania la región de los Sudetes se creyó frenar la invasión de Checoslovaquia e impedir la guerra.
No hay posibilidad de spoiler porque todos sabemos lo que finalmente ocurrió, pero es un film interesante en tanto instala la pregunta de si la estrategia de los que luego serían los aliados, al firmar el tratado, era realmente impedir la guerra o solo demorarla.
Los personajes principales son dos jóvenes que han compartido su vida estudiantil y que ahora se encuentran trabajando uno para el gobierno inglés (Hugh Legat personificado por George MacKay) y para el gobierno alemán (Paul con Hartman encarnado por Jannis Niewohner). Ambos intentarán garantizar la paz, a su manera y a riesgo propio.
El personaje de Chamberlain encarnado por Jeremy Irons se muestra como un líder compasivo y harto de la guerra, contrastando así históricamente con su enérgico sucesor, Winston Churchill. En tanto en el film contrasta también con el personaje de Hitler, interpretado magistralmente por Ulrich Matthew, quien encarnara a Goebbels en el film La Caída. Un Hitler que realmente inquieta con su sola presencia.
El film muestra el advenimiento de lo inevitable y un ingenuo intento de frenarlo.
Ver la película es como estar parado en medio de un campo observando en el horizonte nubes plomizas y cargadas de tormentas que avanzan rápidamente mientras no hay refugio cerca y solo sostenemos un paraguas.
La casualidad o la causalidad quiso que hoy, en el Día Internacional de las Víctimas del Holocausto, escriba este breve texto. La película muestra que, cuando en 1938 la tormenta avanzaba bajo la imagen de un loco poderoso, no hubo mucho por hacer.
En esta época nuestra de discursos fascistas y xenófobos, en este tiempo de segregaciones y de discursos anti derechos, sería bueno recordar la historia para poder identificar esas nubes oscuras cargadas de tormentas que hoy también aparecen en el horizonte, para poder así, en auxilio del recuerdo, hacer algo a tiempo y no repetir horrores.
Silvio Rivero