lunes, 3 de enero de 2022

La hija oscura, los vaivenes del amor materno

 

La hija oscura es un film que se puede ver a través de Netflix.

Basada en la novela del mismo nombre de Elena Ferrante y con guión y dirección de Maggie Gyllenhaal, se centra en Leda, una enigmática profesora de literatura italiana encarnada por Olivia Colman (quien interpretara a la reina Isabel en The Crown) que se encuentra de vacaciones en una isla griega. Allí, la identificación de la protagonista con Nina, una joven madre (Dakota Johnson) agobiada por su función materna, la llevará a revisitar su propia historia y el tortuoso vínculo con sus hijas durante las infancias de estas.

La película gira en torno a los vaivenes emocionales de estas dos madres, siendo la de la protagonista la historia principal.

El film tiene un movimiento que, como las olas de la playa en dónde se ambienta, baña porciones de recuerdos de la vida de Leda. 

Freud menciona que la libido -esa energía psíquica con la que recubrimos los objetos amados- suele comportarse como los "pseudópodos de una ameba", en tanto nos permite investir y desinvestir objetos, bañarlos de energía o quitársela, o sea básicamente, amar y dejar de amar.

La relación de la protagonista con sus hijas parece haber estado signada por esas fluctuaciones de su libido, en tanto en algunos pocos momentos se observa una relación cercana con sus hijas y, la mayor parte de las veces, una relación distante. Leda es una mujer egoísta y ella misma lo confirma cuando ante una pregunta de Nina responde "soy una mujer egoísta". En ella esos pseudópodos de la ameba difícilmente van más allá de sí misma. A Leda le resulta difícil amar, y advierte inmediatamente ese rasgo en Nina con quien, por ese motivo, se identifica. Nina advierte lo mismo y por eso la única pregunta que le hace a Leda es si "eso va a pasar", una pregunta que ubica a Leda en un lugar de sujeto supuesto saber, en tanto ella ha transitado esa experiencia. No hay respuesta de Leda, pero el gesto de robarse la muñeca de la hija de Nina indica que eso no "pasa", que eso no se cura, sino que es algo con lo que habrá que saber hacer.

Leda no es una presencia constante, es presencia y ausencia, como el mar que va y viene en la costa o como la luz de ese faro que gira e ilumina su cuarto de manera intermitente. Es una "madre antinatural", como ella misma dice.

Lo notable es que, a pesar de que ese vaivén de olas amorosas de Leda pocas veces haya refrescado las vidas de sus hijas, ellas están allí al otro lado del teléfono al final de la película, resaltando su carácter vital diciéndole "pensábamos que estabas muerta". 

No es casual que la última escena sea en la playa mientras Leda es alcanzada por las olas del mar y por las olas de palabras de sus hijas que muestran así que su madre ha llegado también, a su vez, a tocarlas a ellas con algunas de sus olas amorosas, aunque esto le haya resultado muy difícil de hacer, casi imposible. Y a pesar de tanto imposible allí están las palabras iluminando a la hija oscura.


Silvio Rivero



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