El anterior gobierno dejaba a los ciudadanos librados a su suerte y a la ley de una selva en la que los capitales financieros eran los reyes y las corporaciones las reinas.
Llega un Gobierno que, en un contexto de pandemia, intenta proteger a los ciudadanos más vulnerables con IFE, Ley de Teletrabajo, subsidios por fallecimiento a raíz del Covid, planes de apoyo económico a personas con problemas de adicción en su última etapa de recuperación, etc; un Gobierno que cuida también a las empresas con Moratoria Impositiva y ATP; un Gobierno que negocia con valentía una deuda que no adquirió ante bonistas que quieren cobrar rápido y mucho, logrando un éxito que permitirá achicar la deuda y postergar los pagos para destinar por varios años ese dinero al país.
Cualquiera se percataría de que, para la población, es más beneficioso este gobierno que el anterior. Sin embargo hay un sector de la población -visibilizado sobre todo en las redes sociales- que se dedica a atacar sistemática e incansablemente cada acto de gobierno y cada medida tomada. Lo más curioso es que quienes hacen esto no son dueños de empresas o capitales financieros que con el anterior gobierno se beneficiaban, sino ciudadanos comunes que fueron perjudicados por aquel gobierno y, directa o indirectamente, son beneficiados por este.
Ir en contra de uno mismo, defender a quien nos daña y atacar a quien nos protege es algo típicamente humano y en nuestro país se advierte desde hace tiempo -con efectos negativos que pagamos todos- pero la pandemia lo muestra de manera desvergonzada, sin ningún velo que lo disimule. La pulsión de muerte se presenta así por estos días, desnuda, sin pudor, obscena, paseando orgullosa por las redes produciendo asco en algunos, pero también cosechando adeptos.
Silvio Rivero
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