Si pensamos que el inconsciente tiene la costumbre de colarse en las palabras dejando expuesto a quien las dice, quizás podríamos ubicar en los dichos de Susana Giménez algo de eso.
A efectos de diversión (o no tanto) me pregunto por qué como modelo de solución al problema de la pobreza se le ocurrió la imagen del "gallinero". Y enseguida se me ocurre pensar que tal vez no se trata de una imagen cualquiera sino más bien de una metáfora surgida a expensas de su intención, claro. Recordemos que, hace unos días, la Sra Giménez, un tanto pasada de copas y enojada por el 30% de impuesto a los gastos en dólares, sacó de la galera de su boca una frase preciosa: "hay que enseñarle a la gente a tener gallinas en el gallinero, qué se yo, cosas..."
Y justamente del gallinero se trata, o como se dice en el campo, de "la ley del gallinero", concepto darwinista por excelencia. Como uds sabrán, en el gallinero las gallinas duermen de acuerdo a un orden jerárquico. Las de mayor jerarquía social se ubican en los palos superiores y las de menor jerarquía en los inferiores. La consecuencia de esto es que, con perdón de la expresión escatológica aquí necesaria, las de mayor jerarquía defecan todas las noches sobre las de menor rango.
Entonces, saliendo del gallinero y volviendo a nuestro zoológico, es esperable que a alguien que en más de una oportunidad abogó públicamente por el darwinismo social, se le presente, entre copas y enojo, la imagen metafórica del gallinero como una auténtica filosofía de vida que tiene como máxima perjudicar a los que están abajo.
Y justamente del gallinero se trata, o como se dice en el campo, de "la ley del gallinero", concepto darwinista por excelencia. Como uds sabrán, en el gallinero las gallinas duermen de acuerdo a un orden jerárquico. Las de mayor jerarquía social se ubican en los palos superiores y las de menor jerarquía en los inferiores. La consecuencia de esto es que, con perdón de la expresión escatológica aquí necesaria, las de mayor jerarquía defecan todas las noches sobre las de menor rango.
Entonces, saliendo del gallinero y volviendo a nuestro zoológico, es esperable que a alguien que en más de una oportunidad abogó públicamente por el darwinismo social, se le presente, entre copas y enojo, la imagen metafórica del gallinero como una auténtica filosofía de vida que tiene como máxima perjudicar a los que están abajo.
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