sábado, 9 de mayo de 2020

A merced de Gustavo Cerati






Las intervenciones en un análisis a veces vienen de la mano de manifestaciones culturales.
En sesión alguien plantea cuestiones del amor -como casi siempre ocurre en un análisis- y del quedar en relación a otro. Ante esto y sin pensarlo se me presenta en la memoria la canción "A merced" de Gustavo Cerati y rápidamente utilizo la idea de la canción para hacer un señalamiento. La cosa continúa en sesión pero no se trata del caso, sino de otra cuestión.
Después de eso recién me pongo a escuchar nuevamente la canción y me sorprendo de aquello que se ve que capté al escucharla pero de lo cual no fui plenamente consciente aunque permaneció inconsciente para ser utilizada en una intervención.
El tema es una verdadera obra de arte. Del disco Amor Amarillo, el más intimista de Gustavo y el primero como solista luego de Soda Stereo. Se dice que lo compuso en el living de su casa mientras vivía en Chile. La canción de la que hablamos está dedicada a Cecilia Amenábar, su segunda mujer quien dormía embarazada de Benito, mientras Cerati componía por las noches, de allí una de las frases del tema: "casi quiero que te despiertes y es porque podrías sonreir de verme flotar".
La canción está dividida muy claramente en dos partes. Tan dividida que si uno está desprevenido y un poco impaciente puede creer que ternina a los 2 minutos 45 segundos. Hay un silencio de 5 segundos que dan la idea de fin. Sin embargo vuelve a arrancar con la misma melodía pero pasando de guitarra acústica a eléctrica y allí ocurre algo increíble: la voz de Cerati sigue presente, pero ya casi sin escucharse. Una suave voz femenina (la de Cecilia) toma el protagonismo. Él canta como susurrando, como no queriendo romper con la dulce armonía de la voz de ella. Para saber qué canta Cerati en esta segunda parte hay que acudir a la letra o a algún video subtitulado como el que acompaña a esta publicación. Un cantar casi inaudible. Y lo que dice, en esta segunda parte, está en relación a la manera de presentar ese decir. Queda "a merced" de la voz de la mujer que lleva adelante esa segunda parte del tema casi con cadencia de canción de cuna. Una genialidad de Cerati que muestra en acto la concepción del amor como un quedar "a merced" del ser amado.
Pareciera también haber dos expresiones amorosas. En la primera parte del tema la declaración amorosa es hacia la mujer ("mi amor es real, me vuelvo a quedar a merced") en cambio en la segunda parte la declaración de amor es hacia la mujer que es también madre ("cuando me hundo en el mar de la fertilidad, cristales de amor amarillo... Te amo). Quizás por eso la segunda parte es como una canción de cuna en voz femenina y la voz masculina queda en un muy segundo plano.
Lo particular de esta obra es que, si bien habla de amor, como tantas otras canciones, presenta una estructura que refleja una concepción de relación amorosa. No se trata tanto de lo que dice sino de como lo dice, y más que eso de la forma, la estructura que el autor le da a ese decir. Una canción que es por estructura una relación amorosa. Una forma de relación hecha canción.
Cerati dice, muestra y canta ese abismo que es el amor, ese salto al vacío en el que quedamos "a merced".
Freud nos lo dijo, pero lo quiero repetir, nunca terminaremos de agradecerle al arte por todo lo que nos da, para tratar de entender la naturaleza humana.
Silvio Rivero




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