En su último libro "¡Pandemia! El covid-19 sacude al mundo" el filósofo esloveno Slavoj Žižek propone pensar un mundo pos pandemia regido por un comunismo al que denomina "comunismo de desastre". Una manera de gobernar en el que los estados tomarían control sobre la producción por fuera de la lógica actual de mercado a fines de estar preparados ante futuras situaciones de emergencias. Este comunismo supondría también cooperación entre estados.
Por otro lado el filósofo surcoreano Byung-Chul Han en columna del diario El País del 22 de marzo, ha expuesto también sus ideas en relación a la pandemia tomando a China como ejemplo de control sobre el virus utilizando big data y medidas de restricción a partir del monitoreo digital sobre sus ciudadanos. En Asia nadie se altera ante ese control, dice Han, y explica eso por una característica cultural que consiste en la exaltación de lo colectivo por sobre lo individual. A partir de estos efectos benéficos el filósofo dice que China seguramente exportará a Occidente su sistema de control aplicándose así al capitalismo. Concluye Han: "Žižek afirma que el virus ha asestado al capitalismo un golpe mortal y evoca un oscuro comunismo... Žižek se equivoca."
Leyendo ambas posiciones y como aporte propio, más que diferencia se advierte una coincidencia en un punto central. Ambos hablan del control del estado; pero en tanto Žižek se centra en el control del estado sobre la economía, Han lo hace en el control de aquel sobre las personas.
El término comunismo utilizado por Žižek resulta provocador ya que retrotrae inmediatamente a la época anterior a la caída del muro de Berlín, ciudad en la que justamente reside Byung-Chul Han, quien adjetiva al comunismo de su colega como "oscuro". Pero nada de eso, el comunismo que propone Žižek no es "oscuro", sino uno reconvertido, de allí que cite a Thomas Piketty también en su libro, ya que este revisa los postulados de funcionamiento económico del mundo proponiendo una "nueva globalización". El "comunismo de desastre" sería justamente uno que permita a los estados mayor injerencia en los sistemas de producción a fines de anticiparse a las crisis preparándose para ellas y fomentar la colaboración entre naciones, una vez que la crisis se hubiere desatado. De manera que no pareciera haber demasiada diferencia en cuanto a perspectivas de futuro entre ambos filósofos, ya que ambos hablan de los efectos beneficiosos de la injerencia del estado en estas situaciones, Han haciendo una crónica de lo sucedido en Asia en relación a control de población y Žižek proponiendo para Europa un modelo de mayor intervención estatal.
Digamos que el capitalismo funciona siempre sobreponiéndose, en ese punto es admirable y se le puede suponer larga vida, lo cual hace disonante con la época el "comunismo" de Žižek.
Quizás el desafío a futuro -si tomamos los aportes de ambos filósofos y anticipándonos a futuros escenarios similares al actual- pueda estar en lograr una mayor injerencia de los estados en la economía (prescindiendo de la lógica de mercados) y establecer un mayor monitoreo sobre la población a manera de prevención sanitaria, pero garantizando al mismo tiempo las libertades individuales. Algo muy complejo. Por eso, quizás se trata de pensar no en Han o Žižek, sino en Han y Žižek. Solo el tiempo y la política, en tanto arte de lo posible, lo dirán.
El término comunismo utilizado por Žižek resulta provocador ya que retrotrae inmediatamente a la época anterior a la caída del muro de Berlín, ciudad en la que justamente reside Byung-Chul Han, quien adjetiva al comunismo de su colega como "oscuro". Pero nada de eso, el comunismo que propone Žižek no es "oscuro", sino uno reconvertido, de allí que cite a Thomas Piketty también en su libro, ya que este revisa los postulados de funcionamiento económico del mundo proponiendo una "nueva globalización". El "comunismo de desastre" sería justamente uno que permita a los estados mayor injerencia en los sistemas de producción a fines de anticiparse a las crisis preparándose para ellas y fomentar la colaboración entre naciones, una vez que la crisis se hubiere desatado. De manera que no pareciera haber demasiada diferencia en cuanto a perspectivas de futuro entre ambos filósofos, ya que ambos hablan de los efectos beneficiosos de la injerencia del estado en estas situaciones, Han haciendo una crónica de lo sucedido en Asia en relación a control de población y Žižek proponiendo para Europa un modelo de mayor intervención estatal.
Digamos que el capitalismo funciona siempre sobreponiéndose, en ese punto es admirable y se le puede suponer larga vida, lo cual hace disonante con la época el "comunismo" de Žižek.
Quizás el desafío a futuro -si tomamos los aportes de ambos filósofos y anticipándonos a futuros escenarios similares al actual- pueda estar en lograr una mayor injerencia de los estados en la economía (prescindiendo de la lógica de mercados) y establecer un mayor monitoreo sobre la población a manera de prevención sanitaria, pero garantizando al mismo tiempo las libertades individuales. Algo muy complejo. Por eso, quizás se trata de pensar no en Han o Žižek, sino en Han y Žižek. Solo el tiempo y la política, en tanto arte de lo posible, lo dirán.
Silvio Rivero
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